domingo, 30 de octubre de 2011

Un ladrillo en la pirámide del tiempo (Teatro)

Un ladrillo en la pirámide del tiempo **
                                                                                  De José Leandro Bao.

Personajes:
El protagonista: un hombre de mediana edad.
Los ancianos y ancianas: El número será variable según las circunstancias. Preferentemente no menos de (16) dieciséis. Lógicamente, se pueden buscar formas alternativas para representar la obra con menos.
Un niño.

Cuando se levanta el telón encontramos a los ancianos, alineados en el fondo o en semicírculo, todos con el torso desnudo. Cada uno muestra hacia adelante un cuadro que evoca una figura humana delineada muy torpemente. (Si el director lo prefiere puede buscar motivos como ser dinosaurios, ranas, jirafas, arañas o cualquier referencia a una vida “degenerada”) Los marcos de los cuadros deben ser  generosos en tamaño e idénticos entre sí.  No así los ancianos que los sostienen.
El coro de los ancianos será potente y decidido en un principio. Progresivamente dará paso a un coro distorsionado, inseguro, desacoplado. Paulatinamente todo el conjunto va perdiendo seriedad, menos el protagonista, que persistirá en  un tono comparativamente serio.

Entra el protagonista por un costado. Se detiene en la contemplación de los dos primeros cuadros de la izquierda. Para él no existe la presencia física de los ancianos. Para él sólo existen los cuadros, pero tampoco puede reparar en la representación que estos contienen.

PROTAGONISTA__ (Solemne.) Estos son mis padres. Ellos me criaron. Me enseñaron a querer la vida y a criar un hijo. Ellos fueron mi norte y mi modelo. (Sentencioso. A los cuadros.) Padres: nunca los olvidaré.
DOS ANCIANOS__ Nosotros tampoco. Sangre de nuestra sangre. Hijo querido. (Levantan los cuadros por sobre sus cabezas y los vuelven a bajar a la altura del pecho. Este movimiento lo harán todos los implicados en un coro luego de sus parlamentos.)
PROTAGONISTA__ (Se desplaza hacia los cuadros que tiene inmediatamente a la derecha.) Estos son mis cuatro abuelos. Los amé y los amo. Ellos también me criaron. Me enseñaron a querer la vida. Ellos también fueron mi norte y mi modelo. Por todo eso, y por haber criado a mis padres (Sentencioso) Abuelos, los amo.
LOS CUATRO ANCIANOS ALUDIDOS__ Nosotros tampoco te olvidaremos. Hijo querido. Sangre de nuestra sangre.
PROTAGONISTA __ (Se para frente a los cuadros que están inmediatamente a la derecha. Pequeña pausa.) Estos son mis bisabuelos… mis 8 bisabuelos. Algunos me criaron a mí y los otros criaron a mis padres o a mis abuelos. (Alguno de la izquierda hace un gesto afirmativo.) Les enseñaron a querer la vida. Son un ejemplo a seguir. Norte y modelo de mi propia vida.
OCHO ANCIANOS__ (Pequeña pausa.) (Más mecánicamente que con convicción.) Hijo querido. Sangre de nuestra sangre. (Uno de los de la izquierda mira interrogativamente a estos ocho.)
PROTAGONISTA__  (Se desplaza hacia el centro. Pausa más larga. A los dieciséis ancianos) estos son mis 16 tatarabuelos…  Los amo (Uno se ríe y reprime prontamente la sonrisa.) ¡6 columnas que me sostienen en el camino de la vida. Que sería de mi sin ellos.  Qué sería de mis padre y de mis abuelos sin el amor de ellos… Tatarabuelos, nunca los olvidaré.  (Alguno le hecha un secreto en el oído a otro. El otro, después de haber escuchado, se tapa la boca con la mano. Su cuadro cae. Lo levanta inmediatamente.)
LOS DIECISEIS ANCIANOS__  Hijo querido. Fuimos el norte de tu destino y el modelo de tu vida.
PROTAGONISTA__ (Desde aquí hará su discurso de cara al público, como si entre él y las butacas se encontraran dispuestos una serie de cuadros.) Estos… (Duda.) Estos son mis choznos. Los 32 padres de mis tatarabuelos. Si yo estoy aquí es gracias a ellos. Son parte de mi familia. Siempre los recordaré. (Los 16 se miran unos con otros, escépticos.)
LOS DIECISEIS__ (Entre risitas.) Hijo nuestro. Sangre de nuestra sangre.
PROTAGONISTA__ (Piensa.) 64. Estos son los 64 abuelos de mis 16 tatarabuelos. Los amo.
LOS DIECISEIS__ (Sin coordinar. Algunos ríen y otros lloran.) Somos el modelo de tu vida. Norte de todos los ejemplos.
PROTAGONISTA__ Estos son los 128 padres de los abuelos de mis tatarabuelos…
LOS DIECISEIS__ (Lo interrumpen con vehemencia. Ya sin ninguna convicción.) Hijo querido.
PROTAGONISTA__ ¿Y estos?... Estos son los 256 abuelos de los abuelos de mis tatarabuelos. Son un ejemplo y parte de mi familia. Los amo.
LOS DIECSISEIS__ (Mezclan caóticamente palabras como “destino”, “sangre”, “norte”, “hijo”, “porvenir”, “modelo”.) (Se han distendido y han roto un poco la alineación. Se muestran aburridos, apáticos, divertidos, pero no hay ninguno solemne como al principio.)
PROTAGONISTA__ Estos son los 512… Estos son los 1024… los 2048… 4096… 8192… 16384… 32768… (Los ancianos dejan los cuadros apoyados en sus piernas y empiezan a elevar un aplauso que terminará siendo estruendoso se están burlando del protagonista, y con ese acto de ellos mismos.) (El protagonista continúa impasible, recitando frente al público.)… 65536… 131.072… 262.044… 524.288…1.048.576… (Etc.) (Uno por uno los ancianos vuelven a tomar sus cuadros y luego, sincronizadamente los elevan sobre sus cabezas. Se acercan por la espalda al protagonista, en completo silencio y a paso firme. Luego, como una coreografía, le rompen de a uno la tela sobre la cabeza, mientras el protagonista continúa recitando. Finalmente lo sepultan literalmente bajo los marcos. SALEN los ancianos. ENTRA el niño y deposita un ramo de flores sobre los escombros.)

CAE EL TELÓN.



** Esta obra está inspirada en un artículo homónimo que se encuentra en este diario.


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