domingo, 30 de octubre de 2011

¿En qué se parecen Roman Polanski y Robert Brasillach?

Este artículo fue escrito es octubre de 2009, y con algunas variaciones lo presento ahora

¿En qué se parecen Roman Polanski y Robert Brasillach?

El otro día leí un artículo de un tal Iam Buruma,  que publicó Clarín el 3 de octubre, apropósito de los suizos y su nuevo cautivo, el cineasta Roman Polanski. Aunque parezca increíble, al menos para todos aquellos que no son intelectuales, hay gente que todavía está obstinada en defender a un violeta.
Como se sabe, Polanski es un depravadito sexual confeso. Después de todas las innumerables contingencias que su no deseable vida padeció, fue encarcelado por los helvéticos por abusar de una menor hace más de una década. Que la mocosa lo haya perdonado es una contingencia más que se suma a su propia denuncia y que no puede disuadir a la justicia de obrar como corresponde.


Este es Robert Brasillach, arias Cara de Angel
Resulta que este periodista, o lo que fuere,  justifica a Polanski por su produción artística  y termina diciendo una falacia vergonzosa: “los norteamericanos- que piden su extracción- y los suizos están enfermos de igualdad y por lo tanto consideran que hay que medir con la misma vara a un simple violador que a un genio” No solo es terrible lo que este don nadie dice, lo más increíble es que muchos dentro de ese ente que podríamos llamar Comunidad Intelectual defienden las palabras falaces de este tipo, de la misma manera que defienden—muchas veces por omisión—a los regimenes totalitarios de signo izquierdista que vegetan por el mundo. Defienden lo indefendible.
            Pero esto no es nuevo. Quizás el caso más patético que recordé al leer la bochornosa defensa citada es el que sufrió Robert Brasillach, que terminó fusilado por colaboracionista nazi por sus propios compatriotas, en juicio casi sumarísimo. Muchos intelectuales se opusieron y se oponen  a aquello que es y fue fatal. En una guerra donde 50.000.000 de seres conocieron la muerte según parece para la Comunidad no es lo mismo Brasillach que el resto. Personalmente considero que todo espíritu de cuerpo es deleznable, tanto el de los camioneros de Moyano—si es que tienen espíritu—o el de la intelectualidad.
Entre los insoportables intelectuales que defencieron a Brasillach en la hora de su muerte estan Valéry, Claudel, Camus, Honegger, Vlaminck y mil más.....

Entre los nuestros aún hoy lo defienden tipos como Roberto Biondini Bardini. Escribe Bardini:
“En los últimos años muchos críticos literarios descubrieron tardíamente que Brasillach fue puesto de espaldas al pelotón de fusilamientos por su filosa capacidad intelectual más que por sus crímenes de guerra. Lo cierto es que no cometió ninguno. No delató, no torturó, no asesinó a nadie. Sus principales armas fueron la palabra y la escritura.”
 De no creer: se llega al colmo de suponer que la escritura y la palabra son menos influyentes que los cañones. Y esto ¡dicho por los mismos intelectuales! Yo les deseo la muerte a todos ellos, al menos hasta que la bronca se me pase.
De Robert Brasillach se suele recordar la poesia . Como esta:

ESTE SILENCIO SOLO QUE CAE SOBRE LA ORILLA
ES DIGNO DEL CANTO DE LAS PRIMAVERAS DESAPARECIDAS
Y ARROJA SOBRE EL FUEGO DE LAS HERIDAS CAUTIVAS
EL BALSAMO BAJO EL CUAL EL CORAZON SANGRA MAS

Pero lo que más se recuerda del francés son sus notas previas al fusilamiento. Escribió:
 No pierdas la sonrisa ni siquiera cuando te vayan a ejecutar. La vida es una broma de mal gusto; en vez de concentrarte en el mal gusto, concéntrate en la broma. Si buscas justicia en vez de tranquilidad en este mundo democrático, suicídate. Para vivir hoy hay que saber reírse de la estúpida realidad.”
Pero nadie quiere recordar los escritos por los cuales fue puesto contra el paredón. Los invito a leer un extracto de lo que escribia en 1938 y 1939. Subrayo los pasajes en donde el mismísimo Brasillach deja asentado que es más importante la palabra y la razón que todos los cañones del mundo:
Nosotros no queremos matar a nadie, no queremos organizar ningún pogrom   Pero pensamos también que la mejor manera de evitar las reacciones siempre imprevisibles del antisemitismo instintivo, es organizar un antisemitismo de razón.       
La segunda calumnia es de hacer creer que nosotros queremos resucitar las guerras de religión. La Cuestión Judía no es en grado alguno una cuestión religiosa, y esto tanto más que en Francia, la mayor parte de los Judíos son descreídos y no practicantes. (Son un pueblo, no una religión)
Todos los pueblos han sido antisemitas: los romanos, los árabes, las naciones europeas. Todos los regímenes: las Teocracias, las Monarquías, las Repúblicas, los Soviets. Esto es un hecho contra el cual no pueden nada los más poderosos clamores
Tenemos un reconocimiento análogo por los soldados judíos caídos por defender la tierra que les abrigaba (Israel)
Los judíos son extranjeros. Que no se nos hable de las dificultades que puede haber en hacer las discriminaciones necesarias. Esto no es tan complicado: todo el mundo sabe lo que es un judío. En Francia, la casi unanimidad de sus habitantes justificarían antepasados todos cristianos, tan remotamente como se pudiera retrotraer. Aquellos que tienen un antepasado judío lo saben. Que se retire la calidad de ciudadano a todo judío, medio judío y cuarterón de judío. Es una medida simple, justa, y que no tiene nada de ofensivo: el pueblo judío es una nación.
Nosotros convenimos el derecho de aplaudir en el cine a Charles Chaplin, medio judío; de admirar a Proust, medio judío; de aplaudir a Jehudi Menuhin, judío; y la palabra del Führer es llevada por las ondas hertzianas, llamadas así por el judío Hertz.
"Los judíos son extranjeros" debe conllevar sus consecuencias, y todas sus consecuencias. Ellas no tienen nada de terribles ni de vejatorias. Es sobre esto que se debe edificar un estatuto judío, y las persecuciones han sido siempre el hecho de pueblos anárquicos e inseguros de su poder.
El antisemitismo no es una invención alemana, es la tradición francesa. Estamos lejos de pedir medidas tan severas como aquellas que han conocido nuestros rudos antepasados. Nuestra conclusión: "considerar a los judíos provenientes de naciones extranjeras como extranjeros, y oponer a su naturalización los obstáculos más severos, - considerar el conjunto de los judíos establecidos desde hace mucho tiempo como una minoría con estatuto, que les protege en la misma medida que nos protege,- no olvidar jamás los servicios prestados,- estos son los únicos medios de asegurar sin violencia la paz nacional, y la independencia absoluta de la tierra francesa".

Por otra parte, Brasillach fue uno de los inventores del antisemitismo racional, con todo el cinismo que eso implica, y que queda registrado en las palabras anteriores. Además, tuvo los cojones que a muchos les faltan, promoviendo a tipos de su misma laya como Ferdinand Celine y Pierre Drieu La Rochelle. De este último intelectual resta decir algo. El fue su propio verdugo al momento en que los aliados liberaron Francia. Quizás haya sido la actitud más inteligente.
Si desean continuar leyendo a Brasillach y descubrir quienes son sus amigos:

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