domingo, 30 de octubre de 2011

¿Y ustedes qué piensan...?

¿Y ustedes qué piensan...?

Tenía un profesor muy gracioso que era muy bueno en lo suyo ( lo suyo era la comedia) Si bien no transmitía mucho conocimiento que digamos sobre la materia que dictaba, era todo un maestro de la ironía mayor y de la provocación. Gustaba pasar sus horas de cátedra descalificando a sus colegas, y la verdad es que tenía sobrado talento en esa empresa. Nunca nombraba a sus víctimas, simplemente impartía concejos de docencia. Concejos de lo que no debía ser o hacer un profesor. Casualmente, lo que un docente no debía ser o hacer coincidía siempre con el contenido o la forma de dictar clase de alguno de sus colegas. A nosotros nos encantaba. Terminábamos por olvidar que no estábamos aprendiendo lo que marca el programa de estudio pero, como él decía, “los programas cambian, yo siempre digo lo mismo; por lo tanto soy más coherente que los programas”. Y por supuesto que el maestro de la ironía mayor no decía siempre lo mismo. Su discurso estaba sujeto al stock de profesores que tenía la facultad. Entre nosotros, la única crítica que corría de boca en boca era la siguiente: Como futuros filósofos, el techo más alto al que podíamos aspirar dentro del país, era una cátedra en la facultad donde enseñaba nuestro muy particular profesor, pero el simple hecho de pensar en ser su colega obligaba a aspiraciones más cortas. No obstante queríamos a nuestro profesor, sobre todo por su gracia y por la falta de rigor al corregir los parciales (Parciales, por otra parte, que no tenían mucho rigor en las preguntas.) Cierta vez un alumno (que bien podría ser yo) le preguntó a propósito de un parcial.
__  No sé que hacer; las preguntas son muy vagas: Se puede responder cualquier cosa.
__ Bueno, en eso consiste la filosofía.
            En otra ocasión, un alumno muy aplicado dijo.
__ Usted nos enseña lo que quiere, pero esta materia se llama Antropología filosófica.
__ Yo no les voy a enseñar lo que es un hombre. Sería poco serio. Hipotéticamente el único que podría responder del tema sería un ratón o algo así. Está científicamente demostrado que cualquier respuesta sobre el asunto cae en el círculo hermenéutico, que no es otra cosa que la falta de seriedad.
Otra vez respondió a la misma pregunta.
__ Algunos [algunos profesores] creen que la solución a la incógnita está en los libros de Heidegger, pero yo lo único que descubrí en esos libros es que el ser humano puede ser aburrido. En fin, algunos creen que la respuesta está en Platón. Que sigan con sus creencias.
            Yo lo amaba. Cuando hablaba demostraba que estaba de vuelta de todo, y ni que hablar de la docencia. Un profesor así despierta polémica, pero nadie era capaz de discutir su capacidad para brindar herramientas de estudio (para estudiar- o no-  lo que impartían los otros profesores.)
            Una noche se puso a explicar los diferentes tipos de lectura que sobre un texto se puede realizar. Esto no era nada difícil y muchos de nosotros ya lo conocíamos. Dibujó un cuadro que representaba un texto y representó los mencionados tipos de lectura con una marca según la posición que tomaban respecto del texto.






           

                        Delante #                                                                   # detrás





                                                                              # Debajo

            Practicar una lectura debajo del texto es relevar las prestigiosas interpretaciones que sobre el texto se han hecho a lo largo de la historia; es recorrer la dignidad del texto. Practicarla delante del texto es situar el texto en su contexto histórico, ver las condiciones en las cuales se ha producido ese texto. Detrás es aggiornar el texto, hacer como si el texto hubiese sido producido en nuestra época o situación, descontextualizarlo. Y Dentro es ver el texto en si mismo, su morfología, su sintaxis, cómo se distribuyen los temas o los capítulos, etc.        
            Continuaba explicando que el estudio de las fuentes es una pérdida de tiempo si ese estudio no supone una lectura delante del texto. Continuaba diciendo que si bien una lectura delante puede ser complementada por una lectura por debajo- o sea, que el estudio de la fuente puede ser completada con  bibliografía de sus interpretes-  Lo que en general hacían los profesores (los otros profesores) es suponer que practicaban una lectura por delante cuando en realidad la practicaban por detrás al promover una lectura por debajo sobre un  texto que no tiene ni hora ni fecha. En otras palabras, se utiliza el texto fuente casi como si fuera él mismo una lectura por detrás. Qué importa averiguar lo que Kant quiso decir, lo único que importa es lo que yo entiendo. Y terminaba explicando que  ese es el motivo por el cual muchos [profesores] terminan por preguntar a los alumnos luego de la lectura de un texto fuente: ¿Y ustedes que piensan?. A lo que él sugería responder: nada por ahora, por supuesto que nada. Entonces él, para responder algo, nos brindaba estas herramientas.
            Terminaba la clase tomando una tiza y con las siguientes palabras.
__ Hay un lugar vacante en el cuadro__ y hacía una marca justo arriba del cuadro__ es el tipo de lectura que se practica con los alumnos: la lectura sobre el texto, texto que en este caso sólo es una excusa para dar clase.

No hay comentarios:

Publicar un comentario