viernes, 4 de noviembre de 2011

Amor Siniestro

Amor Siniestro.    

            Concebí Los hermanos Dostoievski como la mejor pieza de teatro jamás realizada, y el resultado fue, en el mejor de los casos, pésimo. En esa obra está tratado (maltratado) todo ese vasto arsenal que constituyen mis inquietudes. Estuvo ausente la aplicación, estuvo ausente el método, estuvo ausente la experiencia, y me quedé solo con la obra, que terminó teniendo dimensiones inconcebibles como los personajes, los cuales se me revelaron, no por poseer características definidas sino porque resultaron incomprensibles, incluso para mí. Entonces concebí Amor siniestro, la pieza de teatro más breve jamás realizada. Drama de una brevedad tal que, parafraseando a Descartes, se podría leer con la intuición, y por lo mismo, podría prescindir de la representación; la obra es tan clara que no la necesita.

PERSONAJES

Alguien
El teléfono público

            Cuando se levanta el telón encontramos a Alguien de espalda, íntegramente vestido de negro, pelo mota, parado frente a un teléfono público. El fondo del escenario es íntegramente blanco.

ALGUIEN—(Levanta el teléfono. Su mano negra coloca una moneda en la ranura, apoya el tubo en la oreja) Quién es (Pausa importante) Equivocado.(Cuelga el teléfono, permaneciendo siempre de espaldas al público)
EL TELEFONO PUBLICO—(Por medio de un artificio se pone a caminar.) (Sale.) (Unos segundos después se escucha la voz del teléfono) tu tu tu tu.......

Cae el telón ( Que será íntegramente negro, sobre el fondo íntegramente blanco del escenario. Entre ambos permanece de espaldas alguien íntegramente negro.)

            No hay duda. La obra no reviste el menor interés y no resiste el menor análisis. Es idiota. Plenamente idiota. No obstante, sé que muchos críticos anhelan encontrar piezas de este tipo para decir las cosas más alocadas. Todo depende del contexto en que se dé a conocer.
            Si la obra es representada en un tugurio de mala muerte quizás me pidan una anécdota de cómo concebí semejante trama. Yo contaría la anécdota que terminó llevándome a escribir Amor Siniestro: Un domingo a la noche, mirando con mi novia Atracción Fatal, reparé en la cantidad de veces en que se cuelgan teléfonos en esa película. Destacaría el hecho como estéticamente de mal gusto (especialmente el sonido de un teléfono siendo cortado.) Todos se reirían y, en el mejor de los casos. alguien se quedaría reflexionando en la anécdota, pero no en la obra.
            Si la obra es representada en el marco de un festival internacional y tiene éxito, muchos críticos podría incurrir en poderosas conjeturas de todo tipo.
            Primera interpretación: La obra enfatiza aquellos aspectos de nuestra vida diaria en los cuales no reparamos de ordinario; la moneda (la acción de meter la moneda); lo paradójico de escuchar solo una de las partes (por eso lo que dice Alguien es contradictorio); el sonido del teléfono ocupado, la ausencia de negros en el país (en lo cual no reparamos de ordinario)57
            Segunda interpretación: La obra es una crítica a la veneración excesiva que le rendimos a algunos artefactos de la vida moderna. La posición erecta que Alguien asume frente a un teléfono público, casi como si se tratara de un altar, y la consecuente animación del teléfono como una respuesta obligada a tal actitud. El actor toma el lugar del aparato cuando este parte. Es interesante hacer notar que el autor no hace entrar caminando al actor, dado que de esa manera podríamos percibir sus rasgos y la idea, por el contrario, es hacer que ese actor asuma el papel de cualquiera de nosotros. (Tuve acceso al libreto y el autor llama al personaje alguien, lo cual ya es revelador de por sí.)
            Tercera interpretación: La obra refleja la incomunicación. No hablamos por teléfono, hablamos con teléfono. Que el actor le dé la espalda al público obedece al mismo hecho: Nadie habla con nadie, solo hablamos con el teléfono.
            Cuarta interpretación: La obra se basa en un juego de oposiciones por medio de las cuales se intenta transmitir la soledad resultante del abismo creado por ese juego maniqueo. La natural oposición de las palabras que integran el título de la obra (no solemos pensar el amor ligado al término “siniestro”) se ajusta perfectamente a la oposición blanco-negro que predomina en la obra, la cual se centra, a su vez, en la oposición entre lo humano y la máquina, entre la palabra y el silencio (alegoría de este último es la brillante representación del silencio por medio del sonido; el sonido de ocupado que escuchamos al final)
            Probablemente la crítica más vergonzosa, a mi entender, sería la siguiente:
            Quinta interpretación:  La obra pone en jaque a la crítica literaria al poner en ridículo cualquier intento de análisis que se pueda hacer.
           
Y podríamos seguir interminablemente.





57 Lo cual en el exterior es ordinario. Es interesante ver hasta que punto el color de la piel obliga a una relectura según donde se exhiba la obra.

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