La flecha del arco iris

La flecha del arco iris.

(Una empresa de ímproba realización.) 

            Claudio Venegas nació un 15 de marzo de 1827 en Urdinarrain, provincia de Entre Ríos.

            Su padre fue Julio Venegas. Este, a su vez, era  hijo de un inmigrantes español que escapó de Bonaparte sin mujer y sin fortuna. Nunca olvidó su España natal y hasta su hora postrera fue persistente en su deseo de volver. Pero Don Julio hizo fortuna en estas tierras Esa fortuna fue la raíz que lo fijó a este suelo, ignorando las suplicas de su padre,. Ya nunca pensó en volver a la península, muriendo en Urdinarrain con más años de este lado del mar que del otro y dejando a Don Julio como único heredero.

            Probablemente Claudio haya heredado de su padre ese arraigo tan profundo por todo lo que le era conocido y esa cautela a embarcarse en empresas de ímproba realización.

            Su madre fue Yoana Soria. Su madre había llegado al país con otro nombre; Justine Duquet, pero lo había mudado por precaución. Como la abuela de Yoana era castellana, Justine podía disimular muy bien su país de origen, aunque, a decir verdad, su condición femenina la ponía a resguardo. En cuanto a su padre nada se sabe.

            Julio Venegas y Yoana Soria se casaron el 25 de mayo de 1810, en Buenos Aires, y quizás sean los únicos que posteriormente recordaran esa fecha por otro motivo... No habiendo clima favorable para los negocios en el puerto, cruzaron el Paraná y adelantaron la luna de miel en el pueblito.

            Todo Urdinarrain, que por entonces tenía más cabezas de ganado que personas, esperó el arribo del nuevo vecino. Fueron 17 años de habladurías, pero ese 15 de marzo Julio y Yoana, asistidos por la negra Eulogia, dieron a nuestro personaje. Don Julio reparó en los rasgos aindiados del pequeño, y rápidamente los comprendió,  pero su asombro fue disuelto por el grito de la negra.

__ Se nos va... Está pasando del rojo al amarillo y al azul.__ Dijo__ y, “trepando por todos los colores del arco iris”, como repitió por los siguiente 20 años a quien la quería escuchar, “ el pequeño subió al cielo.”

            Así fue como, Claudio Venegas, en tan poco tiempo, dijo tanto.