domingo, 6 de noviembre de 2011

Propuestas para una cartografía urbana decente

Propuestas para una cartografía urbana decente.

Exactamente 400 años antes que el hombre llegue a la Luna, el holandés Mercator revolucionó la cartografía. Terminando con los rudimentos medievales, realizó un mapamundi de proyección cilíndrica isogónica; en otras palabras, realizó al primer mapa en que los meridianos y los paralelos se cruzan en ángulo recto y equidistantes, que son los mismos mapas que cuatrocientos años después encontramos en las aulas de los colegios. Este mapa da la idea de un planeta plano, y ese es el motivo que hace que se agiganten las tierras y los mares a medida que aumenta la latitud. No obstante, Mercator sabía, y con él todos sus contemporáneos y nosotros, que si bien el mapa no representaba la realidad esférica de la Tierra, era infinitamente útil para guiar a los hombres en sus desplazamientos. En fin de cuentas un mapa está para eso, para ser útil.
Aproximadamente 400 años después de que Mercator llevara a nuestro planeta a la superficie de nuestro escritorio, nos encontramos con que los mapas volvieron a ser inútiles como en la Edad Media.94 Especialmente los mapas urbanos.
Transmito las dos criticas que tengo que hacer al respecto.
1)      Nunca figura la ubicación de las villas. Si se desplaza en auto, confiado de un mapa, puede terminar en una villa y, claro está, sin el auto. Según los mapas, los lugares donde están asentados las villas son parques o plazas. El rosedal de Palermo figura con el mismo color verde que la villa de Lugano. Otras veces las villas están apuntadas como simples calles. Si usted no lo sabe, tenga cuidado de meterse por la calle Zabaleta. ¿Adivine cuál es la arteria principal de la villa homónima?
2)      Las calles de tierra no existen. Si desea cuidar su auto de la mugre o conservar impecables los amortiguadores, debe tener cuidado, las calles de tierra y las de empedrado no figuran en los mapas urbanos.
Las respuestas a estas dos críticas son bastante obvias, tanto las calles de tierra como las villas no figuran o no debieran figurar en las catastros. De todos modos, la realidad de un catastro no puede ser más fuerte que la realidad efectiva. (En el fondo los cartógrafos son platónicos.) También hay una razón de mucho peso para ocultar las calles de tierra y las villas, así como para no poner en práctica la segunda propuesta que brindo más abajo;  son cosas políticamente incorrectas.
Dos propuestas.
1)      Discriminar en los mapas las zonas según el nivel económico de sus habitantes. Buenos Aires es una ciudad que, en general, tiene separados a sus habitantes según su nivel económico, y algo parecido se puede decir del conurbano. Esta innovación, no solo harían más seguros los mapas, sino que, principalmente, le darían una gran satisfacción a mi curiosidad sociológica. (Cuando veo un mapa de cualquier ciudad, lo primero que me pregunto es dónde estarán los barrios ricos, los pobres, los medios, los ghettos, etc.)
2)      Explicitar el sentido de circulación de las calles. Muchos mapas nos brindan el sentido del transito, pero solo lo hacen a propósito de la zona céntrica y con ridículas flechitas. Propongo discriminar las que corren en el mismo sentido que la numeración, con blanco y las otras con gris. Las que son de doble mano, con rojo, del mismo modo que las autopistas. (Habiendo tanta gente que no sabe leer un mapa, sospecho que estas innovaciones crearían más analfabetos. Pero este es un problema de marketing, no mío.)




94 Quizás los mapas no fuesen inútiles en la Edad Media, dado que representaban otro tipo de realidad, acorde a otro tipo de mentalidad. Pero, si usted no es un hombre medieval__ y que los hay, los hay__ entenderá a que me refiero.

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