Hipocresía: travestismo del pensamiento.
Godoy Cruz, debe ser la avenida más famosa cuando se habla de ofertas sexuales. Y es que en ella se ofrece sexo de todo tipo; putos, homosexuales y travestidos. Como se sabe, este negocio se desarrolla en la calle, y son los vecinos del lugar los que se sienten afectados. El principal argumento que sostienen en contra de esta práctica callejera, es que no sabrían como explicarles a sus hijos sobre lo que es un travesti. Uno sospecha por qué no se sienten ofendidos por la presencia de putas y trolos. En fin de cuentas, estos últimos tienen un carácter más intelectual, causa menos asombro a un niño y se explica solo con el tiempo. El problema se le agrava a esta gente porque el negocio está creciendo, hay mucha demanda (especialmente de travestis) y el negocio crece fomentado por los medios de comunicación.
Cuando llega la noche, esos vecinos hipócritas, luego de sacar la basura y cruzar insultos con el travesti, se sientan a la mesa con sus hijos y se disponen a comer. De esa manera los pibes tienen la boca ocupada y no preguntan estupideces. Pero como eso no es suficiente, para mantenerlos callados, encienden la tele. Los papis, para no aburrirse con dibujitos animados y para no aburrir a los pibes con los discursos de Aníbal Ibarra o con la cara de Aníbal Ibarra, eligen un programa que les guste a todos, un programa para toda la familia; eligen Los Roldán. Una catarata de alegría invadirá la mesa al compás del indefinido sexo de su protagonista, tan indefinido como los pensamientos de mamá y papá.
Pero papá y mamá, estrictamente hablando, no piensan, porque no repararon en que las cámaras del noticiero de ese mismo canal, minutos antes de Los Roldán, se habían hecho eco de los reclamos de los vecinos de la avenida Godoy Cruz.
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