domingo, 6 de noviembre de 2011

Notas a “Tres Islas” (Varios articulos)

Notas a “Tres Islas
Decidí agregar algunas notas al texto anterior. Como podrán comprobar algunas de las pretendidas notas llegan a ser artículos por derecho propio, motivo por el cual las mismas van precedidas por un título.

El peligro de defender lo autóctono.
Durante años Australia siguió la política de White Australia, o Australia blanca, por la cual se promovía la inmigración o importación de gente de ese color con la exclusión de todo elemento de otro color. El delirio que se ha apoderado ultimamente de los australianos por todo lo autóctono incluye la preservación de enormes extensiones como parques nacionales y áreas de reserva. Se fomenta la reproducción asistida de especies en peligro y hasta la asistencia a los indígenas en casi todo lo que quieran. Algunos australianos ya tienen miedo que, en honor a lo autóctono, sean deportados a sus blancos países de origen.346

El hombre que fue un documento.
Al principio del siglo XVIII no se cartografiaba las islas que salían al paso. Tampoco se las bautizaba o se las apropiaba. Eso sí, como cárceles fueron y son perfectas. .Antes de Alcatraz, en la bahía de San Francisco, las islas ya constituían las prisiones más seguras. En Oceanía, Australia y Nueva Caledonia nacieron como cárceles británica y francesa respectivamente. Y para asegurar que esa gente indeseable no regrese, procuraron que esas islas estén en las antípodas. (De hecho hay ulna isla neocelandesa que se llama De las antípodas y que, como su nombre declara, se encuentra exactamente del lado opuesto de Londres.)
O por muy bueno o por muy malo a Alexander Selkirk lo hicieron bajar en esa isla. Intuimos que no debió de ser muy querido por sus compañeros porque sino no lo hubieran dejado sólo. (Aunque podemos conjeturar que a sus compañeros los hicieron saltar por la plancha y que él algún mérito habrá tenido – quizás contribuyendo con alguna delación—para tener mejor suerte.) Hoy no sabemos quien fue el que descubrió la isla. Probablemente fue el capitán del barco que abandonó a Alexander. Seguramente no fue el capitán del barco que lo rescató. El náufrago era un documento vivo de que alguien había pasado por ahí. Así fue como el capitán de este último barco se quedó sin la gloria de donar su nombre a la isla desde el momento en que descubrió a Alexander. Así fue como Alexander corrió la misma suerte al ser descubierto por Daniel Defoe.

Colón y las mulas.
“La isla de Pascua” puede llevar a la conclusión de que nuestra especie no es originaria de este planeta. También parece sugerir la posibilidad de que arriben seres de otros planetas justo en el momento más difícil. Más aún, que esos seres sean iguales a nosotros. En otras palabras, aquellos que no se han perdido en este mundo. Podemos imaginarlos tan diferentes a nosotros como lo son un escandinavo con relación a un negro. Por ejemplo ligeramente verdes y con la frente un poco más ancha. OK, pero ¿cómo podríamos constatar que son de nuestra especie? ¿Cómo podríamos asegurarnos que no nos estarían metiendo gato por liebre, humano por alienígena?
            Ulna posibilidad es la siguiente. Conocido es este ejemplo: Colón regresó de su primer viaje con indios. Los que se salvaron de la viruela fueron reembarcados para volver con el genovés en su segundo viaje en calidad de intérpretes. Habían aprendido los rudimentos del castellano, y eso para los conquistadores revelaba que además de indios eran humanos.
            Pero el ejemplo tiene algo que no cierra y que me pareció advertir de inmediato. Para tener la respuesta quizás haya que esperar  nueve meses, ya que los mestizos (mezcla de blanco y negro) son la prueba irrefutable. Justo nueve meses, que es el tiempo que a cualquier humano le insume aprender  la gramática básica de cualquier idioma. Incluso llegué a pensar que la moral cristiana, tan fuerte por entonces, era la culpable de censurar ulna prueba tan obvia. Pero había caído en un error.
            No es suficiente con esperar nueve meses; hay que esperar al menos quince años, el tiempo suficiente para que el pibe demuestre que no es ulna mula. ¡¿Qué?! La mula es la cruza del caballo y del burro, y por lo tanto es estéril. Entonces tenían que esperar que un mestizo tenga hijos. Si tenía hijos era humano, de lo contrario era mula no era humano.

Un ejemplo de ficción

            El anterior es un ejemplo biológico y real. Pero también recuerdo de los otros. En los ochenta fue muy popular la serie V, invasión extraterrestre. En la misma los invasores (unos lagartos humanoides)  tienen predilección por nuestras mujeres. Ellas ignoran que se trata de lagartos porque están bien camuflados y pasan por ser uno de los nuestros. Uno de estos asquerosos reptiles de acuesta con ulna terrícola. Nunca pude entender cómo a un lagarto le puede gustar algo que, desde su punto de vista, es tan repugnante como un humano. No obstante, es indudable que el sentimiento de aversión que nos provoca la escena es espectacular. Es la escena más lograda de la serie. Se ve un hombre, pero sabemos que es un reptil que se esta curtiendo ulna de las nuestras, con seducción previa y todo.  Nueve meses después nace ulna criatura, que podríamos definir como un mestizo intergaláctico. El pibe crece y resulta ser el salvador de la humanidad y el nexo entre las dos especies. Fin.
            Así, el argumento muere cuando debería comenzar lo mejor. Con algunas modificaciones tenemos algo genial. ¡Síganme los buenos!

Un ejemplo ejemplar de cómo se debería haber pensado el ejemplo anterior.
            A falta de presupuesto la serie mantenía a los lagartos con aspecto humano, disfrazados. Para solucionarlo deberían haberse ahorrado el problema y hacer que los extraterrestres fueran iguales a nosotros. De pronto, confundidos hasta en la indumentaria entre nosotros, la única manera de averiguar dónde está el enemigo es por medio de los hijos estériles, lo cual llevaría largos y angustiosos años en los cuales el progenitor inocente entraría a sospechar de su cónyuge e incluso de su hijo, a quien no podría evitar querer. Esto sería ulna excelente alegoría de aquello que todos sabemos y experimentamos: uno quiere a las personas independientemente de su bondad o su maldad. La madre (suponiendo que sea la inocente) se vería impelida por la sociedad humana a terminar con la vida de su hijo, quien parece preferir la sangre de su padre, ese que es exactamente igual a un hombre pero sabemos que no lo es porque no está dando hijos fértiles, y un verdadero hombre debe dar hijos fértiles. Mientras tanto nadie (tanto en la pantalla como en la butaca) podría testificar de qué miembro de la pareja es de acá y cual es de allá. El innoble fin que perseguirían los alienígenas sería la eliminación de la raza humana por medio de la esterilización, acaparando todas nuestras hembras y todos nuestro machos, y sin olvidarse, por supuesto, de los de su especie. ETC

El hombre invisible de Tasmania.
            Hay un ejemplo que no es ni real ni fingido. En Breve historia del mundo, G. H. Wells habla de un tal Hombre de Tasmania. Nunca nadie lo vio. No sé de ningún documento que avale su existencia. Tasmania es ulna extrañísima isla al sudeste de Australia, y casi con seguridad es el último lugar al que llegó el hombre (y no estoy hablando de Tasman que la descubrió recién e fines de...) Este fue el hogar—siempre según Wells—de este humano que merced al aislamiento y a la endogamia terminó por ser diferente a nosotros. El escritor lo define invariablemente con notas negativas (musculatura deficitaria, altura escasa y otras que no recuerdo) para luego pasar a la imposibilidad teóricamente comprobada de que uno de estos pudiera reproducirse con los nuestros. Luego, yo creo que involuntariamente, parece referirse a esta radical negación como la extinción de estos protohombres y de estas protomujeres.  ¡Y todo esto hace menos de 200 años! ¿Será consecuencia de la mentalidad de la época? ¿Será que el gran escritor acomodó un poco de ficción – de fingir – en un texto de divulgación científica de la misma manera que en sus ficciones acomodaba un poco de ciencia? ¿Se habrá acostado G. H. Wells con ulna mujer de Tasmania? ¿Será que hoy hablar de especies menos evolucionadas es políticamente incorrecto? ¿Será que demostraron ser menos humanos porque no aprendieron a hablar el inglés? Por mi parte prefiero el misterio. En otras, que lo narrado por Wells sea verdad.

                                                                                                          25 de julio de 2007.*





346 La enfermedad por la ecología ha llegado a sustraer incluso la palabra extinción. En efecto, ya nadie dice “especies en peligro de extinción”, sino simplemente “especies en peligro”, como si no pudieran tener otros peligros, por ejemplo, de “adopción”. Muchas especies se acostumbran tanto al cautiverio, eso que otros llaman “domesticación”, que son incapaces de reproducirse en libertad.
* A partir de hoy he decidido incorporar la fecha y la firma al final de mis textos.

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