domingo, 6 de noviembre de 2011

Las decisiones de la FIFA doblan

Las decisiones de la FIFA doblan.

            El mes pasado fuimos testigos de un caso sin par, un verdadero espectáculo. Nunca vamos a saber las razones por las cuales a dos o tres miembros de la FIFA se les ocurrió prohibir los partidos jugados a más de 2.600 metros. Las víctimas se llamaban Mexicanos, Colombianos, Ecuatorianos, y muy especialmente, Bolivianos. El estadio Hernando Siles de La Paz, siempre escenario de los más importantes encuentros internacionales, quedaba así virtualmente clausurado. Se sospechaba que la medida sería revisada, que la altura sería modificada de 2600 a unos 3000, acaso para exonerar a 90 millones de Mexicanos (ahora, mexicanos), que son demasiados clientes televisivos para despreciar. Pero Bolivia queda muy arriba y comparativamente son pocas víctimas.
            La noticia llovió como reguero de pólvora y explotó de inmediato, y yo creo que eso es lo que esperaban los miembros de la FIFA, vaya uno a saber porqué. México y los países andinos se movilizaron. Lo de Bolivia pasó a ser prácticamente ulna cuestión de estado.  Casi como si se tratara de un mundial de fútbol—al que Bolivia suele no concurrir—se utilizó el asunto como factor de cohesión nacional. Esto funcionó con Quechuas y Aimaras, que no son fáciles. Pero las cosas no resultaron tan sencillas para nuestros hermanos. En primer lugar porque los bolivianos no viven todos en la altura. Los departamentos del este—Tarija, Santa Cruz...-- se encuentran a menos de 200 metros. En segundo lugar porque nuestros hermanos no se quieren. Se quieren tan poco que aquellos que viven en los llanos del este quisieran evitar ser llamados bolivianos. Son más blancos, nunca vieron ulna mina y muchos hablan el guaraní. Incluso se ha desarrollado ulna guerrilla con el exclusivo fin segregacionista. A pesar de esto, la imagen que los medios bolivianos brindaron fue la de un pueblo unido, incontenible en su reclamo. Y esa imagen seguro se ajustaba bastante a la realidad. Aunque había algunas que, aunque reales, parecían surrealistas. Evo Morales jugando un picadito a unos exagerados 4000 metros con la camiseta manga corta de la selección, sobre nieves eternas en pleno invierno andino. O esta otra; Evo Morales—quién sino—acariciando ulna alpaca, que es un referente de la altura, y el animal que se resistía. 34
            Un chiste puede ser más doloroso que la pérdida de un hijo. Passarella, perdió un hijo, pero nunca se imaginó lo que le esperaba en Bolivia. Luego de un mes en la puna jujeña, donde la selección argentina que él conducía pasó un mes para acostumbrarse a la altura y donde el jujeño y líder del equipo, Ariel Ortega tomó contacto con su gente—y aseguran que no fue lo único que tomó--, el equipo marchó a La Paz. Cerca del estadio, sobre la pared de ulna ochava por donde pasaba el micro con nuestra delegación, se podía leer: “Passarella, tu hijo también está en la altura.” Sea verdad o no, el chiste en cuestión es más doloroso que la pérdida de un hijo. Pero ulna cosa es perder y otra cosa ser derrotado. Esto último es peor, duele más, y es lo que se dio dentro del Hernando Siles.
            Las victorias como esta de la selección boliviana sobre combinados que en los papeles son muy superiores como el nuestro o el brasileño se hicieron frecuentes en los últimos años, y todas estas victorias tienen como escenario La Paz. Bolivia llegó a consagrarse subcampeón de América en el Hernando Siles, y en el mismo lugar llegó a batir a la escuadra de Brasil que hasta ese momento no tenía registrada ninguna derrota en eliminatorias.
Veamos un bonito contraejemplo:
            Así como la llama y la alpaca son originarias de Bolivia y de Perú, el Ser humano es originario de Kenia y de Tanzania. Bah! Digamos que el origen de nuestra especie se remonta a esas tierras y que de la misma manera que la alpaca no reivindica ni pretende ser boliviana nosotros no tendríamos que reivindicar nuestra nacionalidad keniata. ¿Cómo? Eso: los habitantes de Kenia aspiran a la nacionalidad belga. El anhelo más grande desde la más temprana edad es emular a los grandes corredores como Moisés Kiptanui o Tegla Loroupe, que son el orgullo de Kenia (y quien sabe si de Bélgica.) El país ha dado los mejores corredores de fondo del mundo, pero esta especialidad se debe tanto a cuestiones culturales como topográficas, Tegla Loroupe, de quien usted ignora hasta el sexo pero que en ese país es ulna mujer muy popular, dijo en algún momento que los laudos deportivos de la región son consecuencia de correr diariamente hasta la escuela, que además son pocas y por lo tanto nunca quedan cerca. Para redondear apuntaba que ya nadie desea acercarse al docente por otros medios, ávida cuenta de que correr es la mejor manera de prepararse para llegar a las olimpíadas en óptimas condiciones y, si la suerte ayuda, sacar un pasaje a Bruselas en un confortable asiento de primera clase.
            Bueno, estas son las implicancias culturales que ayudan e incluso provocan estos atletas. Pero las razones topográficas son las decisivas. Los que se crian en lugares aaltos como Kenia o Bolivia tienen sangre rica en hemoglobina, la portadora del oxígeno. El plus de oxígeno que presentarían al momento de la alta competencia les daría ventaja deportiva. Y esto bastaría para que el comité olímpico internacional segregara de las carreras a los keniatas, o actuando en connivencia con las Naciones Unidas, clausurara todas sus escuelas.
            Pero la analogía entre los dos deportes es absurda y soy demasiado intrépido como para aceptarla. Por empezar la pelota no dobla en las alturas, pero la pelota de un maratonista son sus propias piernas y su cuerpo. Son rarísimas las veces que se compite internacionalmente allá arriba porque la infraestructura falta tanto en lo adyacente a un evento de envergadura (hoteles estacionamiento, etc.) como, paradójicamente, en lo institucional (escuelas.) Como lo obligado es competir al nivel del mar, los grandes corredores de Kenia siempre están expuestos a presión atmosférica mucho y por lo tanto a una resistencia del aire al correr que les juega en contra. Se puede decir que esta desventaja es compensada por aquella ventaja, y que todos los trofeos que han levantado, los han llevado tan alto como el Kilimanjaro con toda justicia y hasta es probable que reinen en este deporte con la perpetuidad de sus nieves.  130
Asimismo, todas las derrotas que padece Bolivia a nivel del mar son compensadas en la altura. Como consecuencia, Bolivia muchas veces logra clasificar a los mundiales, que salvo las rarezas de México 70 y 86, nunca se juegan en la altura, lo cual termina por ser desastroso para el equipo. Otro factor en contra es la misma limitación del fútbol de ese país. Si el altiplano vendiera jugadores con la misma frecuencia y prestigio con que vende pulóveres de alpaca sus jugadores se podrían habituar al fútbol de otras latitudes y a la resistencia que ejerce sobre la pelota un aire más pesado. Porque, sin dudas, Passarella tenía razón: en La Paz la pelota no dobla. Las que si pueden doblar son las decisiones de la FIFA, que dio marcha atrás con el tema en cuestión reportándole un enorme beneficio político a Evo Morales.

                                                                                              25 de julio de 2007.




34 En la selva brasileña lindante con Bolivia se está formando una guerrilla con el fin de separar a los estados del este. La noticia se dio en el O Globo y el único medio local que se hizo eco fue el diario La Prensa. Han pasado más de dos meses y no volví a saber del tema. Y es que ulna noticia es importante siempre que trasciende, o sea, cuando es noticia. La mejor manera de ignorar un hecho es, inversamente, ignorándolo. Lo que no se difunde no existe. Obviamente, ni al gobierno de Brasil ni al gobierno de Bolivia les “interesa” el asunto. Motivo por el cual no hay repercusiones. Quien sigue mis escritos sabe que, en general, yo comparto todas estas prácticas
130 La falta de infraestructura en el África subsahariana es notable. Todos hemos vista las imágenes de helicópteros dejando eso que eufemísticamente llaman “ayuda humanitaria” pero que de ordinario llamamos comida. Pero ulna mirada atenta revuelve el estómago. Los helicópteros son empleados a falta de carreteras  que hagan llegar el alimento desde los puertos, que dicho sea de paso tampoco existen y que además la mayoría de estos países son mediterráneos. Se hacen conciertos, ferias, concursos y otros mil eventos para comprar trigo y hasta para recolectar juguetes que los pibes jamás podrán canjear por alimentos. Y estoy seguro que no se trata de inocencia infantil.

No hay comentarios:

Publicar un comentario