viernes, 4 de noviembre de 2011

El futuro nos ignora

El futuro nos ignora.

Quizás Leibniz y el mejor de los mundos posibles o Agustín y la idea del mal como privación del bien le parezcan concepciones  (convicciones o justificaciones) de un  conformismo inadmisible. Si estas concepciones morales le parecen inaceptables no quiero ni pensar lo que le puede parecer la concepción sobre el futuro que nos dejó Hegel. Ninguna.
Para Hegel el futuro no existe, y en cierta forma el presente tampoco. La única dimensión del tiempo que existe es el pasado. Esto, que parece contraintuitivo, merece ser explicado. Para eso me voy a valer de una digresión que, a fuerza de aclarar las cosas, intentará convencerlo sobre una estafa de la cual es victima (el futuro no existe) y sobre una deuda (el pasado nos obliga.)

Cuando las cosas parecen muy obvias uno tiene que empezar a sospechar. Si yo le pregunto por nuestro planeta usted seguramente me responderá un sin fin de estupideces. “La Tierra es un planeta lleno de vida, lleno de agua, etc”. Y, créamelo, lleno de estúpidos, porque de esa manera usted no me habla de la Tierra sino de una pequeña parte de ella; su superficie. En realidad nuestro planeta es en su mayor parte una bola de roca inerte y libre de agua. La raíz de esta falta de cordura puede buscarse en la obviedad más grande, aquella que le inculcaron en la escuela: La Tierra es redonda, cuando en realidad es una esfera. Si usted es un obvio tiene de mi parte la misma consideración que la que puede despertar en usted aquel que le dice que la Tierra es plana.38
Nuestro planeta no es una esfera hueca. Está llena.  Nadie ha visto las profundidades. Caminamos sobre terreno incierto. Y lo hacemos tan despreocupadamente que tendemos a ignorarlo. Un día nos sorprende un terremoto, otro un volcán. Se manifiesta el ignorado abismo. Y, como a la nada, le presentamos nuestro temor al inesperado visitante.
Ahora, haciendo analogía,: La Tierra es en lo espacial lo que el pasado es en lo temporal. la condición de posibilidad que nos permite vivir. Ese pasado que siempre parece ausente se actualiza periódicamente. Somos una consecuencia de lo que hicimos y caminamos hacia un norte que ignoramos y que nunca alcanzaremos. Toda acción se convierte automáticamente en pasado y nos constituye. Es que, en rigor, las acciones mismas son el pasado. Cuando las neuronas emiten una orden al brazo este solo obedece cuando ha transcurrido un lapso de tiempo, que por breve que sea, no se puede ignorar. Las mismas estrellas ya no están donde las vemos y muchas de ellas simplemente ya no están, aunque las sigamos viendo. Como se deja ver, igual que en el terreno espacial, caminamos sobre terreno incierto.
Es que las neuronas mismas son el pasado. Como dice inclemente Sigmund Freud, “(...) en la vida psíquica nada de lo una vez a sido formado puede desaparecer jamás. Todo se conserva de alguna manera y puede volver a surgir en circunstancias favorables.”39 Y es obvio que esta vida psíquica determina el futuro.
La ignorancia nunca es tan bienvenida como cuando trata sobre el futuro. Es aliento vital y estímulo de todas las ciencias.40( Si, justamente de las ciencias que, paradójicamente, buscan escapar de la ignorancia.) Pero a fuerza de hablar con rectitud, es forzoso aclarar que no se puede o no tiene mucho sentido ignorar aquello que no existe y que nunca existirá y, por eso mismo, es el futuro el que nos ignora.
El pasado siempre nos alcanza. Con todas sus armas. Por más empeño que pongamos, la torre de Babel siempre descansará en la superficie, sus dimensiones serán risibles y ápteros sus constructores. 
De esta manera, el futuro no existe, no puede existir, no debe existir. Todo se da necesariamente como se tiene que dar. Si Napoleón perdió en Waterloo, si usted se olvidó la billetera, es una consecuencia lógica de todo lo que precede a ese hecho. Para que cada uno de nosotros pueda llevar su vida con alguna intriga novelesca es absolutamente necesario que el futuro no exista, de lo contrario, estaría determinado.
Levante la mirada, mire el cielo; ese es el futuro, abierto, libre, ignorado, inalcanzable.




38 Desde una mirada fenomenológica la Tierra es plana desde la superficie y redonda desde el espacio. Pero lo mejor es no complicar más las cosas.
39  En El malestar de la cultura, 1. Gracias a su ignorancia filosófica, en especial de la ética aristotélica, Freud nos brindó esta obra tan interesante.
40 La retracción científica durante la Edad Media se debe en gran parte a la aceptación de un futuro determinado en el plano colectivo; Apocalipsis y establecimiento del reino de Dios. El determinismo calvinista, ya en la modernidad, no es un determinismo colectivo, sino individual (al menos en su sentido individual se pone el acento.)

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