domingo, 6 de noviembre de 2011

Las revoluciones de la moraleja

Las revoluciones de la moraleja.

           
            Los atomistas, intentando salir del callejón sin salida al que habían arribado Eleatas y pluralistas, concibieron los átomos. Para ello Leucipo y Demócrito postularon principios muy simples
            Los únicos que existe son los átomos. Tan  pequeños que no se pueden ver. Son idénticos en su composición y presentan infinitas formas, compartiendo muchas de estas formas muchos grupos de átomos. Por otra parte son eternos e inalterables (presentan siempre la misma forma) Como son eternos el tiempo no existe. Pero esa eternidad tiene un precio; el aburrimiento. Entonces deciden interactuar y formar algo entre los átomos que son compatibles según su forma. Notan en esta empresa que las formas que presentan mayor dignidad son las más punzantes y las más pequeñas, por el hecho que se mueven con mayor velocidad. Lo que posibilita esta dignidad es la presencia de un segundo elemento en el cual los átomos no habían reparado: El vació.  El vacío no existe pero está ahí para que los átomos se puedan mover. No pudiendo cambiar jamás de temperatura, ni de color (los átomos no tienen color ni temperatura, ni accidente alguno, solo tienen como ya dije, forma), no pudiendo cambiar nada de eso, cambian de lugar en el vacío. Pudiendo cambiar solo de lugar por este desplazamiento dentro del vacío, cooperan para formar cuerpos mayores. Los átomos se ven obligados a cooperar si no se quieren aburrir. Son naturalmente sociables. Y en la constitución de estos cuerpos mayores está la posibilidad de acceder a lo que no tienen por separado; temperatura, color, olor. Pero también está el abandono de su más amada fortuna: aquellos cuerpos que van a formar ya no serán eternos, estarán sujetos a la corrupción y a la muerte.41 
En época de Epicuro.42 los átomos formaron todos los cuerpos; mesas, sillas, piedras, y todo lo que uno se puede imaginar. Los de mayor dignidad formaron almas y los más atrevidos formaron dioses. Pero estos dioses, como todo lo que formaban los átomos, no eran inmortales. Por otra parte tampoco podían incidir en los asuntos de los otros cuerpos, que ya eran propiedad de los átomos que los constituían.
La soberbia de los pequeños había llegado muy lejos. Epicuro intentó explicar este sinsentido de los dioses. Pero ya no le fue posible.
Platón, intentando salir del callejón sin salida al que habían arribado los atomistas, concibió las ideas.43

El análisis de este texto en:
http://baojose.blogspot.com/2011/11/o-tolkien-o-yo.html



41 El atomismo, como ve, es toda una alegoría sobre los ciudadanos y el cuerpo social. Cuando Demócrito defiende la estabilidad política es muy poco consecuente con sus propias ideas.
42 A priori la moral de Epicuro no presenta ninguna dificultad. Es radicalmente decepcionarte y precursora de los libros de autoayuda. Esto es así si olvidamos que Epicuro suscribió al atomismo y que, de esta manera, tenemos la obligación de leer su moral a la luz de su física. Lo hartamente frecuente que se olvida este hecho me hace sospechar que muchos improvisados moralistas repiten su doctrina sin entender o vislumbrar su verdadero sentido. Me inclino ante la obligación que tiene o tendría que tener todo escritor de informar al lector poco informado, flaco de memoria o senil, de lo que tiene o tendría que saber previamente para entender aquello que no entendieron muchos improvisados moralistas: Aunque se suele decir lo contrario, la moral de Epicuro está construida sobre su física. Esta última determina su moral. A los improvisados les cuesta concebir que alguien pudiera adoptar un modo de vida en virtud de sus convicciones físicas. El jardín de Epicuro funcionaba porque creían en esos principios físicos, de la misma manera que nuestra sociedad funciona porque cree en la familia.
43 Si no lo advirtió, la moraleja es esta; Poco explica quién complica.

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