El quebracho es famoso entre nosotros por ser símbolo de la explotación. A comienzos de siglo floreció en la región del chaco la Forestal Land Timber and Railway Limited, que se valió de una enorme cantidad de criollos – como el mismo árbol, que es indígena – para explotar la selva. Su nombre popular es una contracción de quebra—hachas, y es de imaginar el sacrificio de nuestros compatriotas al aplicar el músculo en semejante labor. Cuentan que si los romanos hubieran encontrado uno de estos gigantes, hoy la Vera Cruz se encontraría incólume como entonces. Y hay quienes llegan al colmo de afirmar que el culpable de explotación tan cruel es el mismo árbol.
Muchos creen que el quebracho está en vías de extinción como consecuencia de lo que pasó hace tanto. Es mentira: es una plaga que abunda. Muchos creen que es sinónimo de llanto y de un atraso nacional. Es relativo: el ferrocarril que tenía su punta de riel en el chaco estimuló el látigo y el sudor. Pero los durmientes de ese y de todos los ferrocarriles argentinos están hechos de quebracho.
Argentina fue por entonces la tercera red ferroviaria del mundo. El quebracho – y quienes tenazmente le dieron forma—llevaron literalmente sobre sus espaldas el adelanto a todos los rincones de la patria.
Octubre de 2oo8
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