Mi trilogia de Los Ineptos fue publicada por Ediciones Deveret bajo un sesudo prologo de Adrian Fernandez. Luego yo correspondi a Adrian-creo- con un prologo a su libro La luz en la cuchara. Casi casi Los Ineptos fue publicado percedido de este, mi prologo:
No quería escribir un prólogo, pero me obligaron. Como se trata de gente de adentro—de adentro mio—no me pude negar, y acá estoy. Los prólogos siempre revelan algo y estorban el sentido crítico. Si va a continuar leyendo, piense una cosa: mis personajes quizás no estén de acuerdo conmigo. Y es mi deseo que usted tampoco.
Poco importan mis ideas políticas. Lo que reflejan estas obras no es neserariamente lo que pienso. Si tuve que sacrificar algun pensamiento al respecto lo hice sin piedad. La obra me fue llevando. De alguna manera yo también sucumbí al mecanismo.
Y esto se hace evidente en Antes de Mayo. Jamás comulgué con esa historia que factura miles. La que dice que todos nuestros males fueron engendrados hace 200 años, condicionando fatalmente nuestro presente, y hasta nuestro futuro. Esa historia, que supone que la Argentina de hoy ya existía en 1806 o en 1810, paradójicamente, niega la existencia del tiempo.
Antes de Mayo no es una obra de historia, es una obra de teatro. El aficionado a la ciencia de Clio notará que ciertas situaciones, que a primera vista parecen imverosímilies, no lo son tanto, y otras, que parecen verosímiles, son del todo falsas. Antes de Mayo es una obra de teatro que se masturba pensando en la historia.
¿A qué remite Los Amigos del Intendente? ¿A cierto costado del aparato peronista? ¿A la instrumentación de las cajas P.A.N. durante el alfonsinismo? ¿A la compra de votos? Por otra parte: ¿Ser pobre tiene su beneficio? ¿Hay más pobres que pobreza? Poco importa. A las obras las engrandece el tiempo, y si el tiempo hace meritoria esta humilde pieza, no será por cosas tan puntuales. ¿A que signo político pertenecía Ricardo III? ¿Importa en quién pensaba Alfred Jarry cuando construyó su Ubú rey? Alfred Jarry está muerto y Ubú rey está vivo.
La primera de las obras es la que más me gusta. Es mi deseo que sea representada sin ningún anclaje en el tiempo ni en el espacio. La juzgo semánticamente muy rica y prefiero no agregar más.
Estas obras, independientes entre sí, no están ordenadas inocentemente. Las dispuse, futuro- presente-pasado, y sugiero que así sean leidas.
A Carlos y a Adrian les estoy agradecido hasta la obecidad. A Carolina, Jorge y Oscar porque cumplieron con sus roles de manera extraordinaria. Pero los agradecimientos masivos pierden fuerza. Por eso este libro va dedicado, en agradecimiento por lo que me dio, a una sola persona.
Puerto Madero, abril de 2009
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