sábado, 5 de noviembre de 2011

La basurología

La basurología

Quienes cultivaban el pensamiento en la Grecia clásica y la Edad Media, despreciaron el trabajo manual. Era indigno ganarse el sustento con las manos, con el trabajo físico. (Quizás uno de los argumentos que omitió Platón a la hora de menospreciar la escritura era el esfuerzo físico que implica su realización.) Eso de “manos a la obra” los acercaba mucho a los esclavos o a los siervos de la gleba, y por lo tanto era inconveniente. Estrictamente hablando, aquellos que fabricaban una mesa, e incluso una obra de arte, no pensaban.
 Con la llegada del humanismo y del renacimiento las cosas empezaron a cambiar. Fue un cambio paulatino, que muchísimos autores tratan de diversa manera. Sin embargo, esta progresiva emancipación del pensamiento entendido como pensamiento puro no sólo no se ha detenido, sino que incluso, en algún sentido, a incrementado su intensidad.
La basurología es una disciplina que nace en los Estados Unidos hacia mediados de la década del setenta y consiste en el estudio sistemático de la basura, como no podía ser de otra manera. Quienes la practican__ y en nuestro país hay quienes lo hacen __  estudian los hábitos de consumo de la población. En un sentido se constituyó como una ciencia auxiliar de la economía, y en otro sentido como un estudio enderezado a satisfacer los requerimientos de las grandes empresas, las cuales implementan estrategias de mercado según las pautas de consumo que esta disciplina revela.
Se entiende, por lo dicho, que no es poco el ingreso que le puede reportar a los basurólogos el trabajo que realizan. Son, en general, gente de plata. No obstante, es importante precisar que muchos de ellos no han olvidado su inclinación científica y aspiran a algo más que simplemente ser funcionales al sistema de marketing. ¿Porqué?
La basura, cuando cae en sus manos, irónicamente sufre el mismo proceso que la mercadería que se compra en el almacén. Pasa por una cinta y es clasificada por el código de barras.  Pero, al igual que en el almacén, la máquina que lee los códigos suele negarse a la lectura. En ese momento los basurólogos, al menos aquellos en quienes domina el espíritu científico, toman el desperdicio en cuestión entre sus manos y chequean de qué se trata. No voy a negar que la misma solvencia económica les proporciona la posibilidad de contratar gente para que desempeñe esa sucia tarea. Pero no todos lo hacen.  Aquellos que son verdaderamente profesionales, como los médicos que practican autopsias de cuerpos rancios, realizan la tarea por ellos mismos.
Este es el pequeño homenaje que les quería brindar a los basurólogos.  Gente que hace digna la ciencia al trabajar entre los desperdicios. Esa misma ciencia que, paradójicamente, inventaron los griegos.108




108 No puedo afirmar que los basurólogos ejerzan su profesión en contacto directo con la basura. Pero se me hace imposible pensar que no haya al menos uno de ellos que así lo haga.

3 comentarios: