El corazón de Aristóteles.
Aristóteles creía que el corazón era la sede de la inteligencia. A su vez, entendía que formaba un sistema con el cerebro. La función de este último era térmica, regulaba la temperatura del corazón que, merced a su constante latir, tendía a sobrecalentarse y precisaba de un refrigerante. Hoy hay quienes afirman que la teoría es irracional, y hay quienes ponderan su racionalidad. Entre los primeros están quienes aseguran que sólo puede arribar a esa conclusión aquel que no piensa con el cerebro. y entre los últimos los que recuerdan la frialdad del pensamiento de Aristóteles.
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