Dos Odas al viento
La paz maldita
Cuando Magallanes llegó al otro lado del estrecho que hoy lleva su nombre se encontró con lo que era un océano que bautizó con el nombre de Pacífico, por ser sereno y en contraste con las tormentosas aguas que debió padecer previamente. Pero nunca un nombre como este fue un insulto más flagrante a la paz. Lo que menos quiere un marinero es que el mar este calmo hasta la exasperación. Sin viento no se hinchan las velas y el barco no se mueve. En estas condiciones se decidió a cruzar el que terminó por ser el océano mayor, cuenca de donde brotó la Luna, según alguna teoría. Las lluvias fueron tan escasas como la paz declarada. El viento que invita al aguacero y el que lo deja partir jugaba en otra parte del mundo. Las consecuencias fueron terribles, muriendo la mayoría de los Popeyes en esa paz de la que todo marinero quería escapar.
No me quemen, soy Giordano
Morir quemado en la hoguera era excepcional. La mayoría de las víctimas, ya atadas al palo y acaso antes, seguramente por “experiencia” sabían que en ese momento final sólo tenían que desear una cosa: que no haya viento. Que la mayor parte de las víctimas eran apartadas de este mundo por la asfixia provocada por el humo de la pira, mucho antes de que el fuego les ganara los pies. Si el alma del reo había volado al momento de llegar el fuego a su cuerpo, ¿esto significaba la escapatoria a la purificación? ¿Una soberbia burla a los abogados de Dios? ¿A los infinitos e ilimitados abogados de Dios?
Así debió pensar Giordano Bruno durante su última caminata. Y no hay registro meteorológico de ese 17 de febrero de 1600 que nos enseñe si ha habido viento cuando dejó de pensar Giordano.3
Octubre 2oo8
3 Se dice que realizar secciones fotográficas con cebras es una piolada bárbara. Las fotos salen todas geniales gracias a esas rayas blancas y negras. Es la ley del mínimo esfuerzo del arte fotográfico. Y, por supuesto, no se conceden premios a quienes transitan este tipo de astucia. Con Giordano es lo mismo. ¡Quien no esta tentado de escribir sobre un gran filósofo, revolucionario en la materia, quemado por la inquisición y material casi obligado de los colegas! Lamentablemente toda esa labor, como las fotografías de las cebras, están condenadas a la hoguera.
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