El mensaje de la paloma.
Se mete en el edificio. Lo persiguen. Ni se le ocurriría subir al ascensor. Hay que subir por las escaleras. De todas maneras, escapar por las escaleras es más seguro; los ascensores recuerdan mucho a una cárcel. Gana el primer piso, tiene un piso de ventaja. Alcanza el segundo, tiene un piso de ventaja. Llega al tercero, no les puede sacar ventaja a sus captores. Cuarto ,quinto, sexto. Se acercan. Séptimo, octavo, noveno. Ya se los puede ver, están a quince escalones. A catorce, a trece. Décimo, undécimo, duodécimo. A doce, a once, a diez. Decimotercero, decimocuarto. A nueve, a ocho. Decimoquinto. A siete. Un piso más, un escalón menos. Un piso más, un escalón menos. Más, menos. Más, menos. Están muy cerca: si lo escupen lo mojan. Sale a la terraza. Se asoma al vacío. Pasa del otro lado, camina por la cornisa. Los perseguidores, implacables, se ponen a desfilar por la cornisa. Van a ganar la presa cueste lo que cueste y caiga quien caiga. Los mira. Ellos piensan lo peor. Uno de los captores trata de que sea razonable y se pone a silbar. El lo mira y sale volando.
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